Todos sabemos del poder de ciertas palabras, sobre todo de las preposiciones, en la publicidad y el marketing. «Desde»y «hasta» son algunas de las más usadas (y rentables) que hacen que influyen fuertemente en el poder de los usuarios. Junto a ellas, una buena conjugación del verbo «poder» o un «consíguelo» suelen hacer el panorama más «interesante» (o …¿borroso?) para el público.
De mis épocas en sector automoción donde empecé a ejercer (y aprender) en el marketing, y donde aprendí también a mirar al detalle todos los anuncios (sobre todo, los de coches), recuerdo ver (y lógicamente aun hoy pasa lo mismo) cómo las grandes marcas fabricantes anunciaban un flamante coche con un precio bastante apetitoso (correspondiente al acabado bajo de gama) y con una fotografía del modelo full equip. Al lado de las mágicas cifras que llamaban la atención del target, un «desde» disimulado alertaba a los consumidores más avispados de que allí había truco… y así era: si ibas al concesionario preguntando por ese modelo a ese precio, además de advertirte que a esa cantidad hacía falta sumarle impuesto de matriculación, circulación y algún otro etcétera (que ya solía abultar la cifra en unos 600 euros más), te decían que ese precio oferta se correspondía a la versión «patatim-patatam» del modelo, la más «sencilla de la gama» y nada que ver con la foto vista. «¿Engaño?»–se preguntará más de uno. ¡En absoluto! Una letra pequeña, muy pequeña (mucho más pequeña que la del poderoso «desde»), alerta en la mayoría de anuncios (en aquellos que lucen la preposición citada) que las imágenes corresponden a la versión «patatim patatam PLUS», con cincuenta mil extras y acabados súper al detalle (llantas de 18», tapicería de piel, control cruise y climatizador multizona, entre otros) que justifican, sin duda, el aumento de precio final.
¡¡aiiixxx, lo que hace el mágico poder de la lectura… y las decepciones que nos ahorraríamos por leer bien y completo y no rápido y en diagonal…!!
Hasta aquí, pase. Y no seré yo quien lo critique. Seamos realistas: el marketing satisface necesidades (¡y bendito sea!) pero, muchas veces (la mayoría de veces), las ha creado antes. Te pone la miel en la boca y, si puedes y picas, ¡es tuyo».
Pero hoy he visto algo inaudito (para mí) navegando por la web de The Phone House. Algo que me ha llamado especialmente la atención, primero porque considero que es una empresa seria; segundo, porque estamos en una época en que hay se va con bastante ojo con ciertos tipos de publicidad. A lo que iba… me encuentro un pequeño banner, a la derecha del que anuncia la esperada llegada del Iphone5, que reza un «Sólo este mes tu Samsung Galaxy III te sale gratis» (tengo los pantallazos y los difundí vía Twitter. No los pongo en el blog porque no son imágenes de mi autoría…)
Insisto: «Sólo este mes tu Samsung Galaxy III te sale gratis». ¿Qué entendéis por esto?. Yo, que tonta tampoco me considero, he hecho click convencida que detrás del jugoso anuncio habría la oferta de algún operador que, contratando algunas de sus módicas tarifas de 99€/mes, te dejaría el buque insignia de Samsung por la cara… ¡¡pero nada más lejos!!
Damos click y vemos, ahora sí, que si compras un SIII, entras en un sorteo y, si eres el afortunado, tu Galaxy III PUEDE salirte gratis. ¡¡¡ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, el gran poder de un verbo!!!
Prometo que he releído el banner inicial varias veces en busca de alguna de las mágicas palabras de las que hablábamos antes…. pero ni rastro. He buscado y rebuscado en el anuncio en busca de un «puede», «podría» o similares pero nada de nada.
¿Cómo interpretar este tipo de anuncio? ¿el fin justifica los medios? Yo creo que NO, claramente NO. Una cosa es rozar los límites (y según cómo) y la otra ya es anunciar palabras que luego se disfrazan de otras. Yo no lo apoyo, seguro. ¿Y vosotros?
Marketing llevado al límite o… ¿más allá? http://t.co/LAClAxLH
¿marketing llevado al límite o más allá…? http://t.co/qQQClIjX
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